En la educación pública 17 alternativas nos contemplan, el mismo que el número de comunidades autónomas, carece de sentido en la formación superior.
Las competencias en materia educativa se encuentran repartidas:
- la Administración central se reserva la regulación de la estructura de los niveles educativos y las condiciones de obtención, expedición y homologación.
- Todo lo restante entra dentro del marco normativo de las comunidades autónomas.
Esta delegación, es comprensible, hasta cierto punto, para los estudios obligatorios y el bachillerato, por aquello de las peculiaridades y las diferencias.
Lo que no es «de recibo» es la aplicación del mismo rasero para los ciclos formativos, no puede haber para esta modalidad «una educación pública 17 alternativas».
Entendámonos, si impartimos un módulo, por ejemplo, relacionado con la contabilidad, con las nóminas o que se yo uno sobre ofimática, no acabamos de entender que diferencias pueden existir de una comunidad a otra.
Si sus materias áreas de conocimiento son competencias exclusivas de la administración central, ¿por qué los planes de formación no son los mismos para todas las comunidades? ¿No será igual la contabilidad en Valencia que en Albacete?.
Además de poder diferir los planes formativos, también varían las fechas de solicitud, admisión, y matrícula, «ole». Estoy a favor de que la lengua vehicular, sea la propia de la Comunidad, si se da el caso, o que el profesor contemple alguna adaptación, pero de ahí a crear 17 sistemas para la formación profesional.
Eso significa multiplicar por 17 la inversión en personal dedicado a la «regulación» de los ciclos formativos.
Les recuerdo que cada «españolito» debe en este momento 24.304€ y subiendo, por no hablar de lo ridículo que resulta que un alumno de otra región deba cursar módulos adicionales, porque los contenidos de un mismo ciclo no acaban de coincidir.
En la formación a distancia, no tiene sentido una educación pública 17 alternativas.
Lo mismo sucede con la modalidad educativa semipresencial o a distancia, lo que es aún más incomprensible. Al menos en la modalidad presencial, los alumnos existen en el tiempo y en el espacio en una determinada comunidad, mientras que los servidores se encuentran en remotos paraísos.
Dejando a un lado estas cuestiones «irrelevantes». En la modalidad de distancia se da una paradoja adicional, los recursos tecnológicos de los que dispone cada comunidad:
- Algunas realizan un trabajo brillante, «con dinero baila el perro». Disponen de personal dedicado exclusivamente a la creación, edición y publicación de materiales, adaptados en su mayoría a la plataforma moodle (gratuita).
- Y en otras comunidades, con mayores dificultades económicas, entregan en todo caso “cutricoles”. Estos papeles se pueden cambiar, por el personal desesperado por estar lejos de su casa, por destinos vacacionales más próximos, a todas luces de seguro que no suponen un incentivo motivacional para profundizar en su calidad.
Los docentes, si no tienen la fortuna de estar en alguna de las comunidades elegidas, tratan de llenar el vacío de la «pantalla en blanco».
- Unos, suben materiales ajenos sin autorización de ningún tipo, por desconocimiento.
- Algunos, aducen que sus alumnos han adquirido los manuales y por tanto se atribuyen el derecho de emplear los solucionarios y otros recursos de las editoriales en sus plataformas, todo ello fuera de la legalidad. ¿Quién es el responsable? Fuente ovejuna lo hizo.
- Otros cumplen con materiales libres, un retal de aquí y otro de allá, esperando que no se descosa. Unos pocos generan sus propios contenidos, a estos últimos en especial nos dirigimos.
No nos equivoquemos, solo hay un culpable nuestra administración educativa, azul, rojo, verde o magenta.
El legislador dice que los materiales deben adaptarse a la modalidad educativa y se te queda tan «pancho», así sin proponer recursos.
De esta manera, los docentes al aprobar una oposición, se convierten por influjo divino en escritores.
Sinceramente, no sé porque se extrañan del desapego, de la devaluación de las instituciones, háganselo mirar, reflexionen porque esta visión es compartida.
Lo que sucede es que cuando el “rey va desnudo” todos callan, no sea que acaben sus días en un alejado destino esperando a los tártaros.
Ustedes nos exigen, pero quien les exige a ustedes. No precisan Inglés, ni idioma de la comunidad, ni una Licenciatura, ni un Máster en educación, ni docenas de cursos, les basta con un carné de partido.