En las modalidades formativas presenciales se emplean generalmente manuales de texto. En este punto toda la comunidad educativa coincide, hay unos derechos detrás que se deben respetar. Sin embargo, se defiende abiertamente la libertad de contenidos en la educación a distancia, por el mero hecho de estar vinculada con Internet.
Tan extendida está la igualdad Internet=Gratis que los alumnos se extrañan de no encontrar en las plataformas obras completas dispuestas y maquetadas en pdf para su impresión.
La cuestión es que no existen diferencias entre una obra dispuesta en un soporte físico y otra en digital: hemos de contemplar la misma libertad de contenidos en la educación a distancia y en la presencial.
Espero que todos estemos de acuerdo, en que cualquier trabajo debe remunerarse.
Entonces, ¿por qué está tan extendida la piratería en los libros de texto?
Es muy fácil de entender, para empezar los manuales son caros, comparativamente con las obras literarias resultan insultantes. En segundo lugar, puesto que tiene una clientela cautiva se realizan revisiones y modificaciones superfluas para impedir un mercado de segunda mano.
Nuestros manuales, carecen de estos problemas. Los precios de venta son tan modestos, que las impresiones y fotocopias superan incluso el coste de adquisición de los mismos. Además, las modificaciones se realizan en la plataforma digital, con lo que los textos permanecen vivos, pudiendo reutilizarse durante largos períodos.
Somos partidarios de un cultura justa, libre y al alcance de todos, pero sin «barra libre». Los alumnos deben comprender, que por modesta que sea la cantidad se debe remunerar el esfuerzo del autor, estemos hablando de un contenido digital o físico. Sin respeto a los derechos de la propiedad intelectual, no habrá «libertad de creación». Todos los contenidos, serán controlados por reducido número de grandes editoriales, con capacidad no solo en decidir sobre los precios, sino para hacer valer sus derechos por medio de sus influyentes «lobbies».
Free Culture por Lawrence Lessig, traducida por Antonio Córdoba / Elástico.
Venimos de una tradición de «cultura libre»–no necesariamente «gratuita» en el sentido de «barra libre», sino «libre» en el sentido de «libertad de expresión», «mercado libre», «libre comercio», «libre empresa», «libre albedrío» y «elecciones libres». Una cultura libre apoya y protege a creadores e innovadores. Esto lo hace directamente concediendo derechos de propiedad intelectual. Pero lo hace también indirectamente limitando el alcance de estos derechos, para garantizar que los creadores e innovadores que vengan más tarde sean tan libres como sea posible del control del pasado.